lunes, 8 de noviembre de 2010

Editorial de noviembre

Contratación abierta

Las “giras” 2010 tocan a su fin. Intencionamos las comillas porque lo que se dice giras, este año, pocas. Desde el punto de vista de la imagen de un artista cualquier serie deslavazada de actuaciones se considera gira. Desde una perspectiva profesional y rigurosa, sólo una secuencia de actuaciones, con un mínimo de 2/3 por semana, se puede considerar gira.

Ciertamente para obtener una mínima rentabilidad, no sólo el protagonista de la gira, sino también el resto de empresas, músicos, técnicos y demás partícipes, es imprescindible “engancharse” en una gira con esas características. 
Si queremos ser un sector competitivo y tener un entorno profesional cualificado, tanto en empresas del sector como en profesionales libres, tenemos que conseguir una estabilidad económica, primero en nuestras empresas y sus plantillas y, por extensión, en los profesionales “free lance” y en las empresas de servicios que complementan nuestras giras y producciones. Sólo así tendremos un sector fuerte, cualificado y competitivo.
Es fácil comprender que con giras donde a lo largo de cinco o seis meses se han efectuado 15 ó 20 actuaciones, la mayor parte de ellas hacia el fin de semana, que normalmente imposibilita complemento alguno a sus intervinientes, es difícil conseguir cualquiera de esos objetivos de rentabilidad, competitividad o estabilidad expuestos.
Ya nuestros colegas ingleses entendieron esto hace tiempo tomando la semana como unidad de medida para sus contrataciones. Para nosotros esa unidad sigue siendo, generalmente, “la gala” en todas nuestras relaciones profesionales y comerciales con nuestros proveedores, ya sean empresas o profesionales independientes, lo que  imposibilita la optimización necesaria.
Coincidiendo con las restricciones presupuestarias de ayuntamientos y demás organismos, quizá sea el momento de una metamorfosis en los planteamientos organizativos de nuestras empresas. Por un lado, al tener que recurrir a la red de recintos privados y por ende a las taquillas, reconsiderar los montajes, imposibles de mantener en ese tipo de circuitos, y por otro, optimizar las salidas cubriendo ese mínimo de 2/3 actuaciones por semana.
Los titulares de los espectáculos han de entender que para llegar al mismo sitio hay que efectuar dos o incluso tres actuaciones donde antes llegaban con una. El resto de participantes entenderán, seguro, que es mejor salir a efectuar dos, tres o más trabajos, aunque sus ingresos no necesariamente se multipliquen por esos dígitos.
Estamos convencidos que nuestros conocimientos empresariales van a entender estos planteamientos y van a saber transmitirlos a quien corresponda. Una empresa tiene que ser rentable para subsistir. Y no es suficiente que sea rentable para unos y no lo sea para otros. En cualquiera de los sectores hay una correlación entre todos sus agentes que hace necesario que esa rentabilidad abrigue a todos ellos. Sólo así accederemos al estudio y la inversión y formaremos un sector de la música en directo, fuerte y competitivo
No parece entonces adecuado procurar indefinidamente la contratación de nuestros artistas para hacer en cinco o seis meses lo que se puede hacer en cinco o seis semanas. Se trata de optimizar el tiempo y el trabajo y conseguir mejores resultados, por supuesto para nuestras oficinas y nuestros artistas, pero también para los profesionales independientes y empresas colaboradoras.
Quizá estas reflexiones, que no pretenden ser más que eso, unas reflexiones, nos puedan ayudar a optimizar nuestro tiempo y nuestros resultados, compartimentando, en la medida de lo posible, los periodos de contratación y obligándonos a poner apellido a ese cartelito tan extendido de: CONTRATACIÓN ABIERTA.

La Junta Directiva de ARTE
 

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