viernes, 11 de marzo de 2011

Editorial de marzo: ¡Arranca la noria, por Dios!


La deuda acumulada por ayuntamientos y otras instituciones, además de paralizar nuestra actividad, despierta suspicacias y pone de manifiesto la dificultad, incluso imposibilidad, para cumplir  compromisos de pago.
Es posible que tras ese enorme muro graffiteado con las funestas y desoladoras, seis letras: “C, R, I, S, I, S”, se escondan desalmados fingiendo imposibilidad donde lo que hay es maldad a raudales. Vamos a pensar que eso no ocurre, o su incidencia es mínima, y lo que pasa es simplemente que no hay dinero, que la noria repleta de billetes, letras, cheques, endosos o pagarés, ha dejado de girar. Se ha parado.
Algunos tienen la solución en cabinas de esa noria, cercanas y bajando, y otros, en cabinas lejanas o subiendo. Estos últimos, suman a la dificultad de la cantidad, la fecha, no tienen fecha, no tienen respuesta, no saben no contestan. Y ese silencio hace enmudecer al resto de perjudicados.
No falta, entre nosotros, quien solicita descubrir esas voces apagadas, relacionarlas, incluso publicarlas, ayudando, por un lado a desenmascarar perversas actitudes y por otro a no aumentar el peso en esas cabinas ascendentes que harían más difícil incluso la bajada de las cercanas.
Ahora bien, señalar a alguien en esa hipotética relación tiene que contar con las garantías de veracidad suficientes. Solo así se puede publicar un registro de morosidad que nos ayude a esquivar silencios, con el respeto y la protección suficientes.
ARTE es, y debe seguir siendo, un punto de encuentro para muchas cuestiones que nos afectan y también lo puede ser para esta, cómo no.  Pero en ningún caso puede convertirse en un registro de acusaciones y demandas, sin más prueba que la narración de unos hechos. El respeto y la presunción de inocencia para todos nos obliga al máximo rigor.
En la última Asamblea, celebrada el pasado 1º de febrero, se acordaron dos puntos relacionados con la deuda. La posibilidad, si llega el caso, de manifestarnos ante los organismos, principales causantes de esta situación, y  la puesta en marcha de ese Registro de Morosidad (de acreedores externos a los asociados de momento), al que todos podamos tener acceso cumpliendo unas elementales normas que nuestro servicio jurídico dictó y que al cumplirlas, salvaguardamos, por un lado la discreción y ética debidas y por otro la seguridad jurídica indispensable para acreedores y para la propia Asociación. Sin duda es un gran paso en asunto tan preocupante.
Aunque el verdadero paso lo daremos cuando la noria vuelva a girar. En aquel suceso tragicómico que impidió a nuestro mejor piloto, entonces, conseguir un nuevo campeonato mundial al no poder arrancar su coche, su copiloto le gritó  con la exigencia debida, aunque infructuosamente. Nosotros, con la misma exigencia debida,  también sabemos a quien gritar: ¡Arranca la noria, por Dios! En nosotros está organizar el grito y en la fuerza que desarrollemos, su utilidad.

La Junta Directiva de ARTE

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