James Burton y Brian Message son dos mánagers londinenses y representantes del Music Managers Forum UK (la asociación de profesionales de la industria de la música en directo de Reino Unido) que recientemente han publicado en la red de blogs de Harvard Bussiness Review’s un artículo titulado “Lessons from the Industry formerly known as ‘The record bussiness’” (Lecciones de la industria antes conocida como negocio de la música grabada) en el cual intentan poner en evidencia el cada vez mayor peso que está teniendo el papel del representante en la carrera de sus artistas, toda vez que dicha carrera deja de tener como centro la venta de discos para consistir, más bien, en la construcción de negocio basado en múltiples fuentes de ingresos.
Desde su perspectiva profesional, Burton y Message consideran que, con la caída de la industria musical tradicional, los mánagers no deben “tratar a los artistas como mercancía” y deben “valorar la relación fan-artista mucho más que los derechos tradicionales”. En la práctica, esto significa que los mánagers deben reconocer que “todo artista es un negocio en sí mismo que genera ingresos desde múltiples fuentes” y que el “trabajo de un mánager es precisamente crear ese negocio y hacerlo funcionar de manera eficaz”.
Este punto de vista, en el que los artistas no son considerados como “fabricantes de éxitos reemplazables” también requiere que se deje atrás la noción de que las ventas de discos son el principal indicador de éxito. En este sentido, Burton y Message afirman tajantes que los “artistas y su arte son los únicos valores reales” y que los componentes de la industria musical tradicional, desde compañías y sellos discográficos a distribuidores, editoriales o empresas de merchandising deberían ser “consideradas ante todo como proveedores de servicios para los artistas”.
Al tiempo que la industria evoluciona alrededor de las relaciones directas entre los artistas y sus fans, los mánagers deben concentrar sus esfuerzos en conocer y “asumir el comportamiento de los consumidores y encontrar la manera de monetizarlo”. En lugar de buscar los famosos acuerdos de 360º con las compañías discográficas, Burton y Message sugieren una aproximación más innovadora en la cual, en lugar de concentrarse en la explotación directa de derechos y las ventas discográficas, se “construya un mercado de inversores que pongan su dinero en el negocio del artista, donde este retenga sus derechos y los inversores participen de todos los beneficios”.
Se trata de una visión que está en línea con la filosofía D.I.Y. (Do It Yourself, es decir, hazlo por ti mismo) que tanto se defiende en Estados Unidos, aunque para estos dos profesionales D.I.Y. no significa necesariamente “hazlo absolutamente todo por ti mismo”. De hecho, una labor de management que se reconoce como inteligente probablemente esté siendo cada vez más identificada como la clave para alcanzar las metas perseguidas por un equipo artístico, ya sea el éxito a nivel independiente o la firma de un contrato discográfico.
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